Parque del Buen Retiro, Madrid.
2014...La forma de San Isidoro, los muros de su perímetro, se han completado de forma abstracta. Se trata de un cortinaje continuo que, de similar efecto de color y brillo a la arenisca de Ávila a mediodía, supone la ficción de la reconstrucción del templo, si bien su naturaleza material ni compite, ni pretende fingir lo que no es. Supone un juego de gravedad donde los restos originales del pasado —portada y ábside— descansan sobre el terreno, mientras que el aporte presente viene colgado y no llega a tocar los sillares originales en ningún punto. Los tiempos no se tocan.
El juego se repite por el lado oriental, si bien allí lo textil se recorta en altura para dar cabida al tambor de la noria de agua, posible lugar elevado para conferencias u otras actividades culturales asociadas que ayudarán a definir un programa viable. Al interior de San Isidoro, se proyecta un espacio de carácter cercano al del templo original en luminosidad y escala que contrasta con el nuevo recinto vidriado que lo protege. Este interior, corazón del proyecto, queda conformado por el perímetro incompleto del cortinaje, de menor definición y nitidez a la forma original que sirve, si bien es fiel a su dimensión y a su huella.